No, no hablo de Saramago, que era el protagonista de la exposición, hablo de la exposición en sí, del montaje precioso y preciso que Fernando Gómez Aguilera diseñó, que levantó, que nos mostró para que pudiéramos vivir en él. Y así vimos nuestros primeros libros, aquellos de papel que se deshacía y amarilleaba en nuestras manos, y vimos revistas que tanto nos enseñaron, y paisajes y rostros que eran los nuestros, y emociones que compartimos… Y pensamos ¿qué hacía yo este día? Y le pusimos fecha a recuerdos, a cuando el Nobel, a cuando Memorial, a cuando el Evangelio, a cuando los cines de barrio de Las pequeñas memorias, a cuando la Revolución y a cuando una hoja seca pero brillante marcaba una fecha en una agenda… Hemos ido siendo nosotros en La consistencia de los sueños, nosotros rodeados de letras, de todos los nombres, de piedras de Lanzarote y de retratos. Esta exposición que ahora desmantelan no es la vida de una persona, es la suma de las experiencias de tantos lectores que estaban, cada experiencia y cada lector, en las páginas de los mil libros, en las fotos, en una partitura, en un cartel, en un vídeo en inglés o en portugués o en otro con acento de Brasil… Era la exposición consistente del hermoso acto de encontrarse, no de escribir ni de leer, sino de habitar un mismo universo, nuestro universo. Que ahora se llevan y duele, claro que duele, aunque sepamos que por la sala de Ajuda seguirán circulando emociones como si fueran ecos de tantos sentimientos registrados.
La consistencia de los sueños ya no está en Lisboa. Otros países recibirán el trabajo de la Fundación César Manrique de Lanzarote. Y ahora, pese a la pena, solo queda manifestar alegría por haberla visto, por haber podido participar en la fiesta de recorrerla una y otra vez, como si fuera un cuerpo, como el cuerpo acogedor y sugestivo que era. La Fundación César Manrique hizo un buen trabajo, Fernando Gómez Aguilera, el comisario, hizo un buen trabajo, los técnicos de Lanzarote hicieron un buen trabajo. Y el Ministerio de Cultura de Portugal, con el Ministro al frente, hizo un buen trabajo: supo el ministro cerciorarse de que lo que estaba pasando en Lanzarote debía de entrar en las casas y en los corazones de los portugueses y se puso a trabajar para que Ajuda estuviera disponible y con las puertas abiertas de par en par para quienes quisieran experimentar la pasión íntima y deslumbrante del conocimiento compartido. A todos ellos, artistas, técnicos, gestores, representantes políticos, por habernos permitido esta gozosa experiencia, gracias de todo corazón.
Después de haber visitado La consistencia de los sueños sabemos que la vida es más grande y que la realidad va más allá de lo que alcanza nuestra vista. También sabemos que nos costará aceptar que ese patrimonio cultural y emotivo, y así dispuesto, ya no estará en Lisboa para ser experimentado a la caída de la tarde. O sea, sabemos que la exposición tendrá que regresar a Portugal porque forma parte de Portugal. Empecemos, pues, a soñar de nuevo, ahora que nos han puesto de manifiesto que los sueños son consistentes y tienen mucha fuerza.
Buen viaje, Exposición, buena travesía y hasta pronto.